No paro de escuchar, incluso de ver en anuncios publicitarios la frase y hashtag de fin de año “que te den 2020”. Para no variar en mí, voy a llevar la contraria al resto de humanidad, y en vez de maldecir este año, que aunque queramos, va a ser inolvidable, lo voy a celebrar para despedirme sin rencores y con total agradecimiento. Por supuesto deseo un año nuevo 2021 que no se parezca en nada al actual, pero ya se andará qué es lo que necesitamos experimentar como humanidad y a nivel personal. Porque ya podemos estar metidos en una nueva era, la famosa era de acuario, que el ser humano se caracteriza por crucificar el amor verdadero. Todas las posibilidades del universo pueden estar a favor de la paz, del bienestar, pero si un@ no cambia no importará en qué era estemos viviendo, porque nada habrá cambiado. Los pasos siempre los han de dar nuestros pies, porque la Divinidad siempre está y estará esperando pacientemente nuestra confianza, nuestras ganas de querer cambiar, nuestros pasos hacia una vida sin juicio.
Por marzo recuerdo memes y utilizar el humor haciendo de las navidades algo cómico en una pandemia. Bien, hemos llegado a diciembre, las cosas han cambiado poco, pero espero que el sentido del humor esté contigo ahora mismo, ya que es un gran compañero de viaje para comprender y suavizar situaciones. Quedan meses y meses de aportar luz, y luz y más luz a realidades manifestadas desde pensamientos densos. Sé que es fácil decirlo, pero, no caigamos en el ataque personal. Limpiar energías también conlleva experimentar tiempos de resaca emocional, de transiciones entre la luz y la oscuridad, entre la fluidez y la represión, desintoxicarte en todos los sentidos no te lleva de golpe al equilibrio, todo requiere de un proceso de madurez, de cocción adecuada. Tener silencio con un@ mism@ beneficia el diálogo interno.
¿Qué has aprendido durante este 2020?
Yo he aprendido a que hay una estrella dentro de mí conectada a toda la magia eterna que vibra con la energía inteligente y creadora. He aprendido a comprender un poquito más y mejor a mi hijo, he aprendido a soltar el control, he aprendido a ser valiente, he aprendido a confiar en mí, he aprendido que si no me amo todo se va a pique. He aprendido a ser más flexible, he aprendido a aceptar el presente, he aprendido que a mi niña interior le encanta jugar con mi hijo. He aprendido a que puedo cambiar todo aquello que ya no me ayuda a seguir adelante, que puedo hacer cualquier cosa que me proponga. He aprendido a ser yo misma, he aprendido a respetarme. También he aprendido que no estoy sola, que existe un equipazo de amor puro a mi lado, las 24 horas de cada día. Sin quejas, deseando de poder ayudarme cuando se lo pido. A mis ojos es invisible ese equipazo, pero en mi sentir sé perfectamente que están conmigo, siempre, incluso cuando mi ego los aparta momentáneamente.
Intuyo que en el 2021 seguiré trabajando en muchos de estos aspectos y aprendizajes para ir alcanzando una verdadera seguridad e integración, ya que fácilmente olvido todo lo que merezco y todo lo que sé hacer.
Mi 2020 que numerológicamente ha sido mi año 1 realmente ha estado en sincronía con esta vibración de descubrimiento personal, de tener proyectos, de empezar a hacer cosas, de mover esas ideas internas hacia una zona de creatividad. También ha sido un año de conectar con personas que ya conocía a través de mi trabajo como numeróloga emocional, y de tener nuevas amistades, y a pesar de un año en el que la vida social ha sido duramente trastocada, he conocido a personas que me han aportado serenidad, esa mente empresarial que por mis vibraciones más ermitañas me cuesta desarrollar, me han aportado seguridad, charlas y charlas secretas, cafés junto a personas y quizás futuras compañeras de proyectos, de skypes con personas de gran corazón.
No sé en qué nivel rondará mi paciencia, pero sí sé que soy una persona perseverante, constante, y puede que pase por situaciones complicadas y aunque necesite retiro para reflexionar, intento recordar que hay luz en mi corazón, y que también me acompaña una bonita estrella que es mi hijo. En este 2020 he aprendido, y estoy aprendiendo, a dejar atrás mi caparazón. He construido esta web que a veces me cuesta creer que la haya hecho yo, he compartido meditaciones grabadas con mi voz, me he presentado oficialmente en mi canal de youtube, incluso me he grabado mostrando mi locura y sentido del humor en trabajos para el colegio de mi hijo… Sin duda alguna, creo que en este 2020 he aprendido a fluir, y a compartir quien soy sin más ni menos. Y aunque soy una amante del detalle, aprendo a no buscar la perfección, ni el reconocimiento, sino a disfrutar con lo que hago, a sentir esa pasión tan loca cuando descifro nombres y fechas de nacimiento, a activar mi sentido detectivesco con los espejos de la vida, analizando apellidos, a ser una Holmes con mi propia experiencia. Porque a través de todo esto también sano mis heridas.
No me creo que vaya a decir esto, pero la verdad es que me encanta mi relación con el reino animal. Que me visiten para avisarme de cosas que aún no entiendo me llena de amor. He podido trabajar mi paz con esto, y me siento orgullosa. No sé en qué momento se volvió a despertar esta memoria en mí pero me alegro de haber profundizado y de que me chiven las cosas, aunque en muchas ocasiones no tenga ni idea del mensaje que me entregan. Ayer supe que no iba a tocarme la lotería de navidad (ey! sí que tenía décimos, un par…) porque en días anteriores no recibí la visita de ningún bichito mensajero como alguna cucaracha, o que se me hubiesen colado abejas en la cocina… Ya, quizás piensas que estoy un poco loca, yo también pasé por esta transición hasta que acepté mi “legado” de otras vidas. Después de seis años ya es momento de bendecir mis buenas acciones en otras encarnaciones, y si me he traído a esta vida ciertas habilidades pasadas mi alma sabe para qué, es mi personaje que aún intenta descubrirlo.
Quiero compartir contigo un ejercicio simbólico que puedes hacer el día 31 de este mes, para cerrar este año 2020 con ganas de empezar un nuevo año sin arrastrar peso innecesario. También puedes ir practicándolo en estos días, tú hazlo como sientas. Visualízate llevando una mochila, (o incluso puedes colgarte una de verdad a tus espaldas), en esta mochila hay piedras, pedruscones conocidos como 2020, ¿verdad? también pueden ser rocas de creencias de otras vidas que te están bloqueando en esta, que te impiden prosperar porque llevas todo ese peso en tu mochila de supervivencia. Abre la mochila y vas a ir sacando una a una las piedras, agradeciendo su sentido en tu vida, pero que ya no necesitas todo ese miedo ni dolor de espalda, imagina que las devuelves a la naturaleza, allí podrán ellas vivir con un sentido alineado a su origen. Puedes volver a colgarte la mochila, ya vacía de pasado, imagina que te hidratas bebiendo agua, purificando este momento, agradeciendo y sintiéndote abundante. Incluso puedes llenar la mochila con las habilidades y de tus dones, escríbelo en papeles y los guardas en tu mochila. El propósito es que te liberes de esas cargas inconscientes, que hagas las paces con aquello que está pendiente en tí y te obstaculiza para prosperar.
Si te animas a hacerlo, puedes escribirme para compartir tus sensaciones. Para mí será todo un placer poder leerte.
Si en algo de lo que hago y he compartido te a aportado paz, o te ha acercado un poco más a tu bienestar, que seas bien sabid@ que mi alma sonríe de completa felicidad y agradecimiento. Gracias a cada testimonio de personas que han confiado en mí, en lo que hago y han querido aportar y compartir su experiencia, tanto públicamente como en la intimidad, con las cartas natales numerológicas que realizo. GRACIAS GRACIAS GRACIAS

Gracias Universo por esos regalitos sorpresa que he recibido, por esos dulces, por esos detallitos, por los abrazos en momentos de lágrimas, por las sonrisas en momentos de alegría, por esos pedidos que mágicamente se duplican (normalmente no me quedo nada que no sea mío, pero cuando la vida te trae cosas inesperadas también has de aprender a aceptarlas, a sentirte merecedor-a). Gracias 2020 por darme la oportunidad de guiar a mi hijo, que él siga haciéndome de maestro, y de poner consciencia a mi vida.
Brindo por este 2020 en el que he aprendido que la abundancia es el amor que compartes.